Tocar es la forma más específica de expresar nuestras emociones llenas de amor. Es un alimento mágico para el cuerpo y el corazón. El tacto y los sentimientos son inseparables. El Tantra considera el tacto consciente como un camino secreto hacia el corazón. Podemos saborear con nuestros dedos lo mágico de nuestra pareja. El tacto es un medio fundamental de comunicación no verbal. Cuando proviene del corazón, tiene el poder de sanar y despertar, permitiendo la aparición de una profunda fusión a nivel del alma. Las caricias siempre implican sinceridad, respeto, armonía y amor. Se trata de comunicar lo que sentimos y experimentamos a través del lenguaje corporal.
Un toque consciente lleno de afecto, o una tierna caricia, es a menudo mucho más importante que mil palabras; seguro que la mayoría de nosotros ha experimentado, en un momento u otro, un abrazo apasionado que ha hecho que las palabras sean inútiles. El contacto físico consciente es un requisito previo tanto para un individuo sano como para una relación satisfactoria, madura y amorosa con la persona que amamos. Estas experiencias amplían el aprecio mutuo y, como es lógico, el aspecto erótico de nuestras vidas gana en importancia y entusiasmo. A través del contacto erótico consciente podemos celebrar nuestra sensualidad. Es un ingrediente que aporta espontaneidad y deleite a una relación.
«Más lento es mejor que más rápido». La ralentización nos permite «saborear» lo sensual, estar realmente presentes y disfrutar de todas nuestras sensaciones, y no precipitarnos en ellas, como un mero medio para alcanzar un fin. El objetivo no es la excitación sexual, sino descubrir y percibir al otro y establecer una conexión mucho más profunda e íntima con su ser. Podemos mapear el cuerpo del otro con cualquier parte de nuestro cuerpo, incluso con los dedos de los pies y las palmas de las manos, con besos o con lamidas de la lengua. El mapeo del placer suele comenzar en la parte superior de la espalda, bajando por el cuerpo hasta los pies. Después de darse la vuelta, el mapeo se mueve desde los pies hacia arriba del cuerpo hasta la parte superior de la cabeza. Es bastante común que la sensibilidad aumente a medida que el masaje continúa. En el mapeo del placer, la colocación crónica de la atención, que suele estar vagamente enfocada dentro de una corriente de pensamientos, se centra cada vez más en el ámbito de lo físico.
El que toca debe prestar mucha atención a las respuestas verbales y no verbales del otro. Cuanto más pequeña sea la zona que se toca, mejor será la respuesta. Podemos mapear su cuerpo con diferentes niveles de presión. Algunas personas apenas pueden sentir ligeras caricias, mientras que otras se retuercen en éxtasis por las caricias de plumas, como las de los ángeles. También podemos variar la dirección del tacto y el tipo de tacto. Por ejemplo, amasar los tejidos de forma diferente a rasparlos con las uñas. Podemos hacer un uso creativo de aceites, lociones, polvos, plumas, seda o incluso vibradores. La combinación de olor y tacto es extremadamente eficaz para abrir la intimidad entre dos personas. Básicamente, así es como comunicamos el amor de forma eficaz, una forma que no implica tener que discutir mucho sobre el tema.
Las parejas que desean mejorar su relación necesitan entender el tacto como un lenguaje que se habla entre sí. Esta comunicación implica una alternancia continua entre dar y recibir. De este modo, las caricias mutuas se convierten en algo más parecido a una conversación. El bienestar sexual puede mejorarse aprendiendo a saborear el tacto de nuestro amante, conociendo los lugares de placer de su cuerpo, aprendiendo a disfrutar dando y recibiendo caricias eróticas y permitiendo que el tacto se convierta en una comunicación íntima. Las parejas de larga duración también descubrirán que el masaje puede establecer una conexión mucho más estrecha, mejorar su comunicación, liberar tensiones y desarrollar nuevos niveles de confianza e intimidad. En futuros artículos continuaremos la exploración del asombroso reino del arte del tacto y otros principios tántricos para ayudar a profundizar y renovar la intimidad en las parejas polares.