Hay muchas personas que se preguntan: ¿Qué es la meditación?
La meditación es nada más que escuchar nuestro ser interior y armonizarlo completamente, es decir armonizar el cuerpo con la mente, con el alma y con el espíritu. La meditación es una práctica que nos lleva al conocimiento de si mismo.La gran mayoría de nosotros pensamos que nuestro único destino en la vida es vivir enfocados exclusivamente en el medio social, en un ritmo muy rápido de vida. El enfoque en la implicación social orienta nuestras percepciones excesivamente hacia fuera. Así, casi todas nuestras acciones se orientan hacia exterior. La meditación es una orientación hacia adentro, hacia nuestro interior, una dimensión a menudo olvidada. En realidad, el estado normal de un ser humano es el de la meditación y el estado anormal es el estado de la agitación continua de la mente. Un gran yogui hindú dice: “La meditación es, para un ser humano equilibrado y lleno de energía, la cosa lo más simple y natural que puede existir. Por lo tanto, no es necesario complicar este fenómeno.”
La persona que practica la meditación se vuelve entender sus valores internas y amplifica la resonancia con las energías benéficas del Universo. La meditación aumenta la concentración mental y libera el psíquico. Por medio de la práctica de la meditación se elimina gradualmente: la superficialidad, la confusión, la falta de concentración, las inquietudes, las depresiones, los falsos problemas creados por prejuicios y los complejos de inferioridad. Por medio de la meditación se hace posible una rápida y profunda regeneración de la personalidad. Cualquiera calidad puede ser desarrollada por medio de la meditación. El ser humano se convierte en una persona más cerca de su naturaleza y en final llega a revelar su propio Si divino.
¿Pero cual es la naturaleza de un ser humano? La naturaleza del ser humano es el estado en el cual se siente verdaderamente feliz. Como conclusión, la meditación es la acción de poner nuestra mente en resonancia con energías benéficas del Universo. Para los creyentes, es poner nuestra mente individual en resonancia con la mente de Dios.
La meditación desarrolla la capacidad de vivir el estado de ser “testigo” de la propia vida. De este modo, de a poco, desaparece el apego para nuestras acciones y emociones. Podemos alcanzar a una perspectiva objetiva sobre nuestro entorno. Por el especifico de cada uno de nosotros, por las grandes diferencias de nivelo afectivo, mental y espiritual, cada ser humano vive en su propio Universo. Nosotros mismos creamos este Universo, con nuestra mente y con nuestros pensamientos. Por medio de la evolución espiritual y por la elevación de nuestra propia conciencia, llegamos a referirnos a las verdades absolutas, universalmente validas. El estado de testigo es como si miraríamos a un televisor estando muy acaparados para la acción de una película y, de repente, alguien lo apaga. Entonces nos damos cuenta que era solo una imagen en un aparato, pero nosotros nos hemos identificado con esta acción de la película. No era algo real. Ahora queda solo el televisor apagado. En el mismo modo podemos actuar con nuestro cerebro, desconectándolo de la agitación permanente y agobiadora.
Para el comienzo es mejor meditar por periodos cortos con la mente focalizada, que por periodos largos con una mente dispersada.
Nadie puede decir que él no esta preparado o nacido para meditar. Tenemos que eliminar estos pensamientos sobre nuestra mente, porque el meditar es nuestra naturaleza. Aunque al comienzo tenemos la mente agitada, con la práctica perseverante podemos llegar a hacer meditaciones largas y focalizadas. La mejor meditación es más allá de los pensamientos. Solo cuando superamos la mente entramos de verdad en el estado de meditación, en súper conciencia. Así podemos sentir estados de beatitud y de felicidad sin objeto. Somos en comunión beatifica con nuestro ser. Pero, desde aquí también, existen diferentes grados de beatitudes.
La postura corporal es muy importante en la práctica de la meditación. Lo esencial en cualquier técnica de meditación es mantener la columna recta. La parte superior de la pelvis la posicionamos hacia adelante. Así la postura será estable y conferirá la inmovilidad corporal. La postura será completa si realizamos también la relajación de los músculos de la cabeza y del cuello. La práctica de la meditación en posición acostada se acepta solo en el caso de enfermedades graves, cuando no podemos adoptar otra postura corporal.
Ejercicio de meditación:
– Cerramos los ojos,
– Eliminamos cualquier pensamiento y preocupaciones interiores.
– Seamos conscientes de nuestro cuerpo. Concientisamos el contacto del cuerpo con la superficie donde estamos sentados, somos atentos en las manos que están apoyadas en las piernas y concienciamos los contactos de nuestras piernas con el suelo.
– Relajamos el cuerpo, la pierna izquierda, derecha, el brazo izquierdo, derecho, el tronco, desde abajo hacia arriba, el cuello, la cabeza.
– Nos enfocamos ahora la atención en el proceso respiratorio. Percibimos el ritmo de la respiración, sin modificarlo, y sentimos el aire y la energía llevada, como entra y sale de nuestro cuerpo. Esta es la energía que nos mantiene con vida. Seamos conscientes del milagro de la respiración.
– Cuando la concentración se mantiene y se profundiza, se convierte en meditación.
– La conciencia se convierte en testigo, no se identifica más con los pensamientos. Si aparece un pensamiento, lo observamos y nos preguntamos de donde apareció.
– ¿A donde se va, cuando sale de nuestra mente? Nos damos cuenta que nosotros no somos este pensamiento.
– Entonces, ¿Quién es él que analiza el pensamiento?
– Existe un Yo que observa todo. Este Yo es más cerca de nuestro ser interior.
Los efectos benéficos de la meditación:
– La eliminación del estrés, de la tensión, de la depresión y de la ansiedad.
– Equilibrio en el plano afectivo.
– Fortalecimiento del sistema inmunitario y una mejor salud.
– Desarrollo de la confianza en uno mismo.
– Tranquilidad y libertad mental.
– Optimismo.
– El sentimiento de la integración espiritual en la armonía de la Creación.
Meditación con Yantra
El YANTRA significa en el idioma sánscrito soporte exterior o instrumento secreto de comunión telepática y conexión espiritual. Un Yantra es un diagrama geométrico simple, donde son sintetizadas las características esenciales simbólicas de una tal fuerza o poder del Universo. Por medio de un Yantra se entra en resonancia con dicha fuerza o poder. Cada fenómeno del Universo tiene una forma, un sonido y un color especifico. En el caso del Yantra se usa solo la forma de una fuerza cósmica. Estos diagramas no son hechos al azar, siendo reveladas a los antiguos sabios, que tenían un gran nivel espiritual, incluso clarividencia.
Por medio de la práctica de la meditación con un Yantra nos podemos llenar de energía correspondiente de este Yantra y podemos vencer gradualmente todos los deseos negativos, ira u otros defectos. Un Yantra atrae energía benéfica en un rayo de 15 metros, en su alrededor.
La meditación sobre la energía benéfica del Macrocosmos
Para esta meditación usamos un Yantra simple, pero muy eficiente.
El punto negro en el centro del Yantra representa nuestra conciencia.
Colocamos el Yantra sobre una pared hacia Norte o Este, a una altura donde el punto interior del Yantra sea al nuestro nivel óptico. Adoptamos una postura de meditación, o nos sentamos en una silla. Es importante mantener la columna recta.
Inhalamos nasalmente, exhalamos oralmente y nos enfocamos solamente sobre el punto central del Yantra por 30 minutos, pero sin forzar. Buscamos no parpadear o hacerlo lo más despacio posible.
Practicamos así 7 días consecutivos. Podemos experimentar sensaciones indescriptibles que nos pertenecerán para siempre.
Leave a Reply