Meditar como Jesús

Soporte musical para la meditación de comunión con la Conciencia Cristica.

 (Jean-Yves Leloup, “Notes on Hesychasm”)

El padre Serafín venía cada vez con menos frecuencia a dar consejos a su joven estudiante. Sintió telepáticamente los progresos que este hizo en ambas artes de la meditación y la oración. Incluso vio a su discípulo con el rostro en lágrimas un par de veces, meditando como Abraham y orando arduamente por el pueblo: “Señor, suplico humildemente a Tu Divina Gracia; de lo contrario, sin Tu ayuda, ¿qué sería de ellos?

Un día, el joven vino especialmente a hablar con el Padre Serafín. Le preguntó: “Padre, ¿por qué no me has hablado todavía de Jesús? ¿Cuál fue Su oración, Su forma de meditación? Sé que solo hablan de Él en las Misas  y  la iglesia. En la oración del corazón, como la describe “Filocalia”, a menudo se invoca su nombre. 

¿Por qué no me dices nada acerca de Él?

El padre Serafín parecía muy preocupado, como si su estudiante pidiera la revelación del secreto más íntimo de su corazón. Cuanto mayor es la revelación divina recibida, mayor es la humildad que necesita para luego ser transmitida. El padre Serafín confesó que no se sentía tan humilde para comunicar tal secreto: 

“Solo el Espíritu Santo puede enseñarte eso. Nadie sino el Padre sabe quién es realmente el Hijo y nadie sabe quién es realmente el Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo decide revelarse”. (Lucas, 10, 22).

Es necesario que sepas que debes hacerte uno (es decir, identificarte plenamente) con el Hijo para orar como el Hijo y tener, con Aquel a quien llamó Su Padre y Padre nuestro (Dios), la misma relación e  intimidad como Él lo tuvo, y esta realización no puede ser sino la obra del Espíritu Santo, que desvelará, pues, el sentido de todas las palabras de Jesús. 

El Evangelio comenzará a estar plenamente vivo en vosotros y os enseñará a orar como debéis hacerlo”.

Pero el joven insistió en saber más. El Padre Serafín sonrió: “Está bien, pero debes saber que meditar como Jesús significa repasar muy bien todas las formas de meditación previamente aprendidas. También debes saber que Jesús fue, es y siempre será el hombre cósmico. Sabía perfectamente cómo meditar como la montaña, como la amapola, como el océano, como el pájaro. También conocía la meditación de Abraham. Su corazón no tenía fronteras y por eso amaba también a sus enemigos.

Recuerda que Jesús dijo en la cruz: “Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen”. Su hospitalidad y su benevolencia fueron iguales para todos. Recibió con amor y compasión hasta a los enfermos, a los pecadores, a los paralíticos, a las prostitutas, a los que lo vendían. Durante la noche, se aislaba en la soledad de la Naturaleza para orar y lleno de amor murmuraba muchas veces como un niño: “Avva”, que significa “Padre”… te resultará ridículo llamar al Trascendente, al Infinito, al Sin nombre, al absoluto, “Padre”.

Aún así, esa fue la oración principal de Jesús y dijo todo con esta sola palabra. La Tierra y el Cielo se fundieron completamente en Él, debido a Su fe gigante. Dios y el hombre eran uno y lo mismo en esos momentos. No cabe duda que debéis pronunciar con gran devoción y aspiración la palabra “Padre” en el silencio de la noche para comprender lo que realmente significa…

Hoy, en este mundo las relaciones padre-hijo han cambiado tanto, en muchos casos no significan nada, pocos son los que entenderán lo que quiero decir aquí. Tal vez ahora, esta imagen no se corresponde en absoluto con las realidades de este mundo.

Por eso, preferí no deciros nada, no usar imagen y esperar que el Espíritu Santo os dé los sentimientos y el conocimiento secreto que tuvo Jesucristo; por lo tanto, esta palabra única “Padre” no solo saldrá de tus labios sino de lo más profundo de tu corazón. Sólo entonces comprenderás realmente qué es la oración secreta y la meditación (Hesychasta)”.

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