La noche disminuye y el día aumenta (el día se vuelve entonces casi igual a la noche). Este momento de equilibrio simboliza un estado inefable de armonía que produce un estado de transformación profunda y significativa de la naturaleza externa, así como una transformación beneficiosa de nuestra naturaleza humana.
Entonces todo renace a la vida y tiende a salir a la superficie para disfrutar de las intensas y profundas energías sutiles beneficiosas de la primavera. Especialmente durante este período, tiene lugar un proceso espontáneo de purificación especial tanto a nivel del cuerpo como a nivel de algunos de nuestros cuerpos sutiles.
Como resultado de este fenómeno, se establece gradualmente un estado de calma de la conciencia, equilibrio mental y dinamismo emocional. Desde un punto de vista esotérico, este momento nos pone en un estado inefable de resonancia con la gloriosa condición andrógina, con el misterioso estado de armonía que bajo ciertas condiciones se instala en nuestro universo interior entre la naturaleza femenina y la naturaleza masculina, entre la naturaleza del hombre y la mujer interior (entre ánima y ánimus ). No por casualidad, especialmente en este período de misterioso renacimiento y regeneración de la naturaleza, se produce el apareamiento de la mayoría de los animales, las plantas comienzan a brotar y, uno a uno, los gérmenes de vida renacen por doquier a nuestro alrededor.
Desde el punto de vista astrológico
Mirando este momento desde un punto de vista astrológico, el Sol pasa del signo de Piscis al signo de Aries. Asistimos así al final y al comienzo de un misterioso ciclo zodiacal. El hombre se vuelve especialmente ahora, analógicamente hablando, como un volcán que está a punto de estallar, de explotar. Precisamente por eso se vuelve capaz, especialmente ahora, de realizar acciones nuevas.
El estado meditativo y contemplativo de Piscis ahora es reemplazado por la espontaneidad y el deseo de afirmación de Aries. Especialmente ahora, se abandonan los sacrificios innecesarios y el exceso de idealismo en favor de la exaltación de las experiencias concretas, de las acciones directas que se realizan con la idea de concretar lo mejor posible nuestras aspiraciones internas.
Es necesario que el hombre se adapte plenamente ahora a estos requisitos de renacimiento, de refrigerio, de despertar a la realidad, de salir del sueño, de detener el proceso de hibernación (esta etapa tiene un significado tanto material y social como espiritual). Por lo tanto, se requiere que el hombre se adapte lo mejor posible a los ciclos misteriosos de la naturaleza, porque especialmente ahora su oposición es, hablando analógicamente, como nadar contra la corriente.
En algunos casos, este fenómeno de inadaptación a menudo dará lugar a estados de fatiga y nerviosismo, a menudo sin motivación; este aspecto es generalmente definido por la medicina como «astenia primaveral», porque ahora su resistencia es como nadar contra la corriente.
Este misterioso momento de hiato nos conecta espontáneamente con las vastas energías sutiles del comienzo, con el impulso optimista que viene con cada nuevo comienzo de vida. Al mismo tiempo, este momento de efervescencia hace que aparezca un fascinante florecimiento de vitalidad. Despierta armoniosamente la virilidad y la feminidad en el ser, estimulando la experiencia extática del misterioso tumulto de la primavera, que nos vuelve espontáneos, valientes, dinámicos y activos.
El momento de máxima influencia del equinoccio de primavera es el lunes 20 de marzo a las 23:24 horas.